Domingo 10 de agosto de 2014
Etapa suspendida
Pero vale la pena saber que...
El tipo ha tenido alguna actitud que nos dejó desconcertado. Difícil explicarse el por qué de semejantes salidas, aunque siempre tuvieron el detonante de alguna inconducta del equipo adentro del campo de juego. Es que un hombre que vive en medio de seres humanos que erraron el rumbo, no se permite ningún desvío fuera de ese ámbito. Quizás esa sea la razón... o no. La que fuere, nos tiene que importar y mucho porque este tipo es el responsable de una de las transformaciones más grandes que está sufriendo nuestro sistema penitenciario nacional. Este tipo se llama Jaime Saavedra y forma parte de los Negros del Sagrada Familia. Conozcan un poco más de lo que hace, porque a tipos como él le vamos a deber que nuestra seguridad mejore en el corto plazo y que muchos de los privados de libertad que hoy purgan pena en algún establecimiento penitenciario, no vuelvan a reincidir.
Un acto de fe
Así se lo definió muchas veces a su trabajo, como un acto de fe. Una fe que supo contagiar a su gente, una fe que se tenía desde los tiempos en que compartía responsabilidades con el cura Uberfil Monzón en el Patronato Nacional de Encarcelados y Liberados. Luego siguió solo al frente de ese organismo pero ya se intuía que aquello le quedaba chico.
Así fue como al poco tiempo tuvo la oportunidad y fue llamado a mayores responsabilidades, asumiendo la Subdirección Administrativa del Instituto Nacional de Rehabilitación. Ya no serían unas decenas de reclusos o ex reclusos sino los casi diez mil que hoy forman parte de la población privada de libertad.
El objetivo: liderar un grupo de asesores que pusieran la reforma en marcha. Un grupo de líderes que tuvieran la más alta responsabilidad de ir contra la corriente opositora, esa que pedía mano dura y pura para reprimir, sancionar y penar; mano dura para aislar y encerrar a quienes delinquieran, sin importar que en el Uruguay no hay cadena perpetua ni pena de muerte. Barrer abajo de la alfombra era el grito durante mucho tiempo - demasiado- en que solo se apiló gente en las cárceles nacionales sin un resquicio de esperanza para recuperar alguna de esas jóvenes caras que caían al sistema.
Un día cayó en el Uruguay un relator de las Naciones Unidas y puso el tema al tope y los uruguayos todos se desayunaron que lejos de tener cárceles dignas teníamos las peores del mundo. A pesar que ya estaba decretada la emergencia carcelaria, necesitamos esa bofetada internacional para que tomaran conciencia todos los que desde la oposición reclamaban reformas que nunca hicieron cuando fueron gobierno.
Bienvenida sea la conciencia colectiva, aunque esta se disuelva en tiempos electorales, es imposible ocultar lo realizado.
Y lo hecho, hecho está, gracias a tipos como el que motiva esta crónica, porque el compañero Jaime Saavedra, Licenciado él, tiene sobre sí la autoría casi en exclusiva de un emprendimiento que se está convirtiendo en ícono del sistema penitenciario nacional: el Polo Industrial de Santiago Vázquez (ex COMCAR).
Un lugar donde unos 400 reclusos trabajan en diferentes emprendimientos. Un lugar donde entran presos y se convierten en obreros, a sabiendas que los espera una vida en sociedad al término de la pena.
Los invito a conocer más de este lugar, de esta obra que hace foco en la rehabilitación de los privados de libertad a través del trabajo pero que no se agota solo en ello, pues comprende también espacios culturales como biblioteca y salones de estudio.
Nuestro compañero y amigo Jaime, así como lo ven - a veces calentón con nosotros cuando nos mandamos alguna inconducta en un partido- es el alma mater de una verdadera revolución que nos dejará una mejor seguridad a todos los uruguayos. Porque gracias a su trabajo y el de su equipo, serán cientos y miles los privados de libertad que dejarán la carrera del delito para convertirse en ciudadanos a los que la vida les devuelve una segunda oportunidad que deben saber aprovechar.
Ante tanto pedido de venganza, los invito a reflexionar si no es importante el trabajo que hace Jaime y su gente. Un trabajo que veremos en cualquier momento cuando nos crucemos con alguna persona que -quizás no lo sepamos- pudo estar preso y pasó por un sistema penitenciario que supo enseñarle un medio de vida lícito y alejado del delito.
Yo soy testigo de su trabajo, hoy solo quise compartir esta reflexión con ustedes. No podía permitirme que no supieran algo de esto, justo un domingo sin fútbol que tuvo un viernes en Brecha una nota de tres páginas que resalta un trabajo impresionante como el suyo.
Felicitaciones Jaime!!
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