Cada tanto nos damos el gusto y nos cambiamos la indumentaria para lucir un poco más bonitos en el campo de juego. Este año bisiesto sería el indicado para que este cuadro de viejas locas, (que a veces nos tratamos mal pero que al final seguimos juntos y tirando del mismo carro), se diera el gustito y se vistiera como la gente. Un aplauso para los ideólogos de esta iniciativa sin cuya arenga hubiéramos seguido siendo unos Negros deslucidos y monocromáticos. Bienvenida la casaca nueva y con ella las ganas de seguir corriendo -cada vez más lento eso sí- atrás de la "caprichosa".
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