domingo, 20 de septiembre de 2020

El "desterrao"



Domingo 20 de setiembre de 2020


El día que echaron al Gallego sin pisar la cancha...

Es de los últimos históricos que vamos quedando de aquel lechón que sirvió de excusa para empezar esta quijotada que ya suma más de década y media. Tiene el mérito de ser el mentor de este cuadro, hartos de jugar solo para correr y en tiempos en que la sed de competir estaba más presente todavía. Con las piernas más jóvenes, los resultados de un cuadro donde jugábamos todos terminó por mellar las ganas de ir cada domingo a jugar como nunca durante los primeros tiempos para perder como siempre en los segundos...

Así nació aquella idea de un Gallego rompebolas que fue el promotor indiscutido de una decisión que hoy nadie discute. Sin cambiar ni un tranco de pollo sus posturas, con el balde puesto muchas veces y la moto en estampida otras, es de los imprescindibles que siempre queremos tener al lado. Y ahora mucho más, cuando se acercan los tiempos del retiro.

Y a pesar de esas presencias esporádicas a las que nos tiene acostumbrados en los últimos tiempos, se las ingenia para estar y -a su modo- terminar de quererlo cada día más por esas mismas actitudes que otras veces nos hicieron (y seguirán) haciéndonos calentar con él.

Porque es de los que juega desde la línea de cal, de los que empuja, de los que critica también, pero de los que suma siempre, aún en la queja destemplada que luego lo termina teniendo pidiendo disculpas por el exabrupto.


El destierro

Este último domingo lo vivió de afuera, literalmente, porque no entró en el equipo y aguardaba su oportunidad en el banco pero, la gallegada que lo caracteriza llevó a que viera la tarjeta roja sin pisar el verde gramado del complejo Taborim.

Hoy presionó de afuera en un partido trancado, donde la terna torcía la cancha pero que no contaba con que los Negros lo tendrían a él, al que a partir de hoy conoceremos como "el desterrao", alguien que debe cumplir una condena de expulsión de su lugar querido y soportar -como pena adicional en este caso- las ganas intactas de permanecer en él.

El destierro -en el fútbol- se llama tarjeta roja, ese pedazo de cartulina escarlata que nadie quiere recibir pero impone la peor sanción para quien disfruta del juego. Una sanción que se amplifica cuando sin tener las pulsaciones al máximo estando adentro, las revoluciones se aceleran del lado de afuera ante la injusticia.

Hoy, a pesar de su destierro, al Gallego lo banco a la distancia y le reconozco el compromiso de no irse y esperar en el "país vecino" (la cancha de al lado), el final de un encuentro jugado a todo corazón, y que lo tuvo -también- a él como principal protagonista.

Salú, Gallego... 

Salú, al "desterrao" del SAFA NEGRO... 

Cada día te quiero un poco más...

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