Cuando un amigo se va

La bitácora que nunca hubiera querido escribir

Martes 16 de julio de 2019
Safa Negro 0 - La Parca 1
Cancha: La Vida

Hasta siempre, Chino....

Nos enteramos que estaba enfermo al mismo tiempo que se iba a operar al Sirio Libanés de San Pablo - Brasil; el pucho lo había llevado hasta ahí pero las perspectivas eran buenas dados los antecedentes de una institución pionera en la región. Las chances eran muchas y pocos podíamos imaginar que el peor desenlace se diera en tan poco tiempo. 

Lo conocimos en una cancha de fútbol y en una cancha de fútbol lo queremos recordar, a pesar incluso de sus desplantes antideportivos en los que perdía él y perdíamos todos. Era fiel a un estilo -su estilo- frontal, directo, irónico por demás, pero con un nivel exquisito de fútbol que supo lucir en la zaga, donde mejor se mostró en sus mejores años deportivos, a pesar que empezó jugando de 9. El pucho -su letal amigo- lo acompañó siempre al costado de la cancha, supliendo los calentamientos previos donde, mientras el grupo hacía los ejercicios pre-competitivos, él se despachaba con las últimas bocanadas para calentar el garguero y entrar a la cancha con los pulmones calientes y el corazón a mil...

Era "el Chino", el desprolijo, el que te podía dejar con 10 en cualquier momento, y al que extrañaremos de aquí en más hasta que el tiempo nos vuelva a juntar algún día.

Pero si bien hoy es un día triste, lo peor que podemos hacer es juntar tristeza porque si algo nos dejó fueron cientos de momentos en los que nos dibujó una sonrisa -junto con alguna puteada por su carácter e impronta de jugar al límite de lo extradeportivo- pero era así, y así también lo queremos recordar.

Por ejemplo quiero quedarme con ese Chino que una vez en cancha de Santa Rita aprovechó el cono de sombra para disimular su presencia oscura en un campo de juego. Ese domingo jugamos con un jugador invisible que hizo uso y abuso de esa condición para aprovechar su posición en el campo, pero claro... ni nosotros lo veíamos dada la oscuridad reinante y su camuflaje al tono.

Otra que me quiero acordar siempre es su iniciativa por el tercer tiempo, donde un domingo se nos apareció con una heladera provista de zona de aprovisionamiento para despuntar el buche pos partido. Un grande!!! O aquellos domingos gélidos en que destapábamos una grapa miel Vesubio para entrar en calor antes del partido.

También me quiero quedar con aquellas madrugadas en el Bar Parque Central para ir a desayunar, donde cada domingo uno pagaba la vuelta y salíamos bien desayunados y prontos para los distintos rincones adonde la pelota nos llevaba.

Y por supuesto que no me quiero olvidar de aquellos momentos críticos, los del Chino en caliente, ese que explotaba por una patada fuera de lugar o un desplante del rival que lo encendía al punto de sacarlo de foco y dar rienda suelta a la batalla campal que desataba. Como aquel domingo contra el Pocitos Day en su cancha, donde junto al Valor terminaron revolcados entre los espinillos del borde de la cancha, llenos de espinas y con alguna "panadera" encima (y de las que el rival también se llevó alguna). O aquel día en que arremetió con toda su iracundia contra un línea que le valiera la expulsión indefinida de ADIC hasta que fue amnistiado por la gracia divina y los buenos oficios del Valor (como siempre).

Tuvimos al Chino que quisimos, de todas las formas posibles, y lo despedimos como se merece con una sonrisa por habernos permitido ser parte de su vida. 

Gracias por habernos elegido para compartir algunos domingos de tu vida corriendo atrás de una pelota. Gracias, por todos esos momentos.

Hasta siempre y hasta que nos volvamos a juntar con una casaca de color negro como excusa y una pelota rodando en una cancha de fútbol...

Hasta siempre, Chino...  

 

 

 

 

Víctor "Chino" Oujo

16/4/1962 - 16/7/2019