Domingo 1 de junio de 2014
San Francisco de Sales 3 - SAFA Negro 1
Cancha: SAFA
Hora: 9:00
Gol: Javier Silva
Nos llenaron la urna...
En día de elecciones internas, literalmente nos llenaron la urna y cuando quisimos darnos cuenta teníamos tres votos adentro sin posibilidad de dar vuelta la historia. Una sucesión de infortunados desaciertos propios hicieron que un veloz delantero fuera el autor de las tres conquistas con idéntica receta: aprovechar nuestros errores.
Una mañana fría -pero con pinta de salir el sol- nos encontraba al firme después de unos días húmedos por demás que hicieron peligrar la fecha tras dos suspensiones sucesivas por lluvia. El tiempo se apiadó y pudimos jugar la etapa sin problemas, aunque la cancha estaba muy blanda y con sectores muy embarrados como pocas veces la habíamos visto.
San Francisco de Sales 3 - SAFA Negro 1
Cancha: SAFA
Hora: 9:00
Gol: Javier Silva
Nos llenaron la urna...
Los improvisados arqueros |
Sin arquero otra vez
Volvió la magia... pero ni así. |
El rival venía de mitad de tabla para abajo mientras nosotros veníamos liderando la tabla. Eso nos pesó a la hora de jugar porque en puridad lo hicimos rematadamente mal. Desde la conformación misma del equipo -que nuevamente no cuenta con un arquero debiendo improvisar en ese puesto- hasta la conformación misma de las líneas que llevó a acumular tres goles en menos de veinte minutos sin que desde el banco atinaran a un cambio al respecto.
De otro partido el exabrupto de Jorge, que hizo propia una señal colectiva por cuanto era evidente que nuestros zagueros estaban pasando mal frente a la velocidad del centrodelantero rival, mientras desperdiciábamos a Pato Moreno por el medio cuando su posición natural es la zaga. No hay más rápido que él en este equipo, y las veces que jugó allí rindió e hizo rendir al resto de la línea de cuatro. Mucho tiempo demoramos en el cambio, y allí estuvo gran parte de la explicación de esta derrota. Tres goles son demasiados para un equipo que -además- ligó bien poquito.
El Valor lo perdió cuando un centro de Yolanda lo dejó solo frente al arquero y su remate se fue ancho. Hubiera sido el empate y otra forma de encarar el encuentro también. En respuesta vino el segundo rival, en idéntica jugada que el primero: lance en largo, pique endemoniado, desborde y remate cruzado que pega en el parante derecho del Gallego y se mete al arco. 2 a 0 en menos de quince minutos, el tercero fue un error mayúsculo en la salida de Szodo cuando intenta despejar y el balón pega en el delantero rival que se lleva solo la pelota ante el arco vacío. 3-0 y era mucha diferencia.
Para colmo, desde el banco no reaccionan tampoco y lo que pretendió ser un consejo para pujar los cambios, Jorge lo toma como algo personal y enciende los ánimos negros. Falta autocrítica?, falta; pero también un poco de sentido común porque nadie critica el esfuerzo que le pone Jorge, pero a sus virtudes también hay que reconocerle defectos (como tenemos todos), y la combinación con Juan Pablo no era la mejor opción porque ambos son lentos (tienen otras condiciones estupendas pero son zagueros lentos), mientra desperdiciamos todo el primer tiempo al Pato en el medio (donde tampoco rindió efectivamente para el equipo).
La cuestión es que perdimos todo un tiempo y encima desaprovechamos a Andrés -que tenía que irse temprano- y lo dejamos al margen cuando debió estar desde el vamos. Errores que debemos aprender a superar para no repetir en otros encuentros.
Enfrente tuvimos a un equipo sin mayores atributos pero que supo aprovecharse de nuestros errores, sí, pero que contaba con una columna vertebral indispensable en cualquier colectivo: un buen arquero, un buen lanzador y un rápido y buen delantero. Con esta columna nos ganaron sin vueltas el partido.
Para el segundo tiempo no llegaron nunca con peligro, y en cambio somos nosotros los que perdemos no solo el empate (con todas las ocasiones marradas: una de Javier, una en el palo de Alvaro, un remate de Nacho que el golero hizo vista, otro remate de Speedy que se fue alto, y me faltaron otras más), sino la posibilidad de dar vuelta el resultado y comer un asado pago por Barone.
Fue derrota inapelable, nos costó encontrarnos y no jugamos atildados ni mucho menos. No estamos finos en la definición, fallamos mucho y eso nos cuesta caro. Y para colmo, no aceptamos críticas que no pretenden otra cosa que mejorar el colectivo. Cuando nos perdemos el respeto -como hoy- la derrota es una consecuencia lógica que además es merecido castigo. Una pastillita en el desayuno no nos vendría mal a varios... Salú.
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